Seguidores

miércoles, 16 de marzo de 2011


Una Vida Bajo El Palto (I)

¿Norte o Sur?

Hay veces en que me siento en este mismo lugar, hay veces en que las ideas me nacen y otras no, este es el lugar donde podemos hablar de todo y tu respuesta siempre será calma para mis oídos preparados a escuchar el rose del viento en tus hojas, la cual trae la calma que espero sea manifestada y proyectada a un futuro más piadoso y con mas repelente hacia el odio.

Buscar esta salida de escape no es nada fácil a la vez siento que de algún otro modo me consume más en el entuerto de vida en la que me encuentro, pero no soy el único, todos tenemos temores, malas experiencias, insatisfacciones, un mal estar en este caminar que es la vida y que para nadie va tomada de la mano de la palabra facilidad.

Pienso que la felicidad jamás se podrá equiparar, jamás será puesta en una balanza contra el mal augurio, los dolores, los miedos, las penas, y cuanto sea destructivo para el alma y por qué no para el cuerpo…Los momentos de alegría siempre son más constantes, pero eso no quita que una pena, dolor o miedo sea capaza de arrebatar todo el tiempo en el que la felicidad hiso camino y trabajo para estar en ti. ¿Entonces que prefiero?

Prefiero la vida calma, me siento cada vez más preparado para enfrentar dolores que llegan al alma y que te vienen a desmoronar un pilar que poco a poco va escalando para llegar cada vez más alto, tengo un protector anti mal, una pintura corrosiva inventada por la vida, estoy en la milicia de mi vida tratando de pasar camuflado frente al terrible pero codicioso mal.

Las cosas pequeñas de la vida me ayudan a seguir en el camino que no tiene obstáculos, que no está asfaltado. Mirar los detalles más ocultos de la simplicidad le ofrece un brote nuevo a la naturaleza y a la vez una mano a mí, regar el patio y mantener las plantas verdes es una obsesión pero no muy extraña es ahí donde ves si tu jardín está con vida y energías, la cual no por muy loco te la traspasa a ti. No olvido la música por cierto, que es el motor de este auto que va desgastado en el camino, pero que busca renovar las abolladuras y reafirmar la pintura que estuvo un tiempo desgastada pero que no se olvida que será completamente renovada, gracias a buscar ese camino a la felicidad.

“Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.”
Voltaire, François Marie Arouet

viernes, 28 de enero de 2011


3…2…1…

Un mes lejos de la ciudad no es para menos, es ahí cuando uno piensa en el bonito lugar donde naciste, donde tienes tus amigos, tus sueños de niño, tus recuerdos más alegres y a la vez triste, pero que sin duda son un espacio netamente ganado dentro de tu mente.

Recordar que estaba haciendo hace un mes atrás, luego de haber tomado esta decisión de emigrar a laburar a la capital, lo cual me conforma porque son solo tres meses los cuales, espero que se pasen… “volando”. Son por supuesto momentos gratos los que recuerdo, en lo absoluto. Terminé de pasar un semestre regularmente bueno en mi carrera, lo que me da pie a disfrutar luego de un semestre arduo con mis amigos, los cuales para todos son el descanso, para uno, el des-estrés, el relajo, y cuanto se le pueda llamar al código de la amistad. De sentarme y disfrutar de un paisaje afuera en el patio de mi casa, abajo del palto con una grata conversación, donde el aire corre fresco y no seco, es ahí donde me pongo a pensar que es mejor si estar acá o disfrutar de un aire limpio, libre de la gente que está acelerada al correr de las horas del día, de soportar este sol y calor que es digno de codearse con infierno, no sé que es peor la verdad, extraño tanto el Villa Alemana grato, que no bastan las horas para contar cada segundo y minuto de tiempo para poder volver a continuar con mi vida normal de un pueblerino que solo goza con ver crecer los arboles y flores en su jardín.

En este momento aspiro a ser algo parecido a estar en casa, solo me queda escribir y estar acompañado de la música que no sé si podría dejarla nunca, es esa adicción que no tiene que ser regulada por ninguna ente pública o privada, es la libertad de sentir los sonidos, los cuales de una u otra manera crean un vibrato en ti, que sea cual sea tu estado te hará sentir y activará un botón de alerta en tu sistema. Echado con un pucho en la soledad de este departamento asoleado por la tarde, pero volviendo el frescor a poco rato, es así como trato de simular que me siento en mi habitad que cada animal de esta faz necesita y requiere para su desarrollo normal. Con esto no digo que los santiaguinos sean anormales solo me reflejo en los hechos personales y vivenciales que he tenido hasta el momento, si ellos están acostumbrados creo que son unos valientes, como para acelerar su propia vida y no dejarla reposar para tener una trayectoria plena a lo largo de este rocoso camino que es la apreciada “Vida”.

Solo quedan dos meses mas y estoy de vuelta, si pudieran sentir a pulso lo que es para mí estar de vuelta donde pertenezco, no creo que lo puedan tolerar. Sé que es poco el tiempo que muchos me dirán: … ¡ah, el hueon cuatico! Pero la verdad, es lo que yo creo.